Cuando hablamos de Responsabilidad Social de Empresa, la primera idea que se viene a la mente es una gran unidad productiva que no tiene problemas para desarrollar un Balance Social (BS) que dé cuenta de sus resultados económicos y sociales a los llamados stakeholders (comunidad, consumidores-clientes, trabajadores, gobiernos-ONGs), con las cuales se relacionan cotidianamente.
Pero la apreciación cambia radicalmente si se plantea la posibilidad de elaborar este mismo instrumento dentro de una micro, pequeña y mediana empresa. ¿Será posible que éstas puedan hacer lo mismo?.
La primera respuesta que nos podrìamos imaginar es que los empresarios del sector consideren poco menos que una utopía realizar un BS, pues más bien sería un rompecabezas: aumento de costos, pérdida de tiempo o -peor aún- potenciales conflictos con los trabajadores y las comunidades que es mejor ahorrarse, etc. Razones más que suficientes para mantener todo como está y no meterse en camisas de once varas.
Sin embargo este tipo de juicio debería quedar en el olvido si consideramos la experiencia europea, donde las Pymes son la base económica del continente, particularmente en Italia, donde se observan sorprendentes resultados por parte de las Mipymes que logran publicar sus balances sociales, sin complircarse más de lo debido.
Así lo explica la Direcciòn General de Empresas de la Unión Europea: “La naturaleza flexible y familiar de muchas pequenas y medianas empresas les permite a ellas reaccionar rápidamente frente a los cambios del mercado, desde el momento en que pueden individuar y aprovechar las oportunidades de mercado más fàácilmente respecto a la mayoría de las grandes empresas”.
Un criterio fundamental que debe comprender el sector es la simplicidad. Las Pymes pueden crear un BS apuntando a dos stakeholders: sus trabajadores y la comunidad territorial donde operan, es decir en una determinada comuna. De hecho, ¡en Italia es posible encontrar balances sociales de sólo seis páginas!. Aquí preferentemente se muestran indicadores relacionados con el ambiente laboral como índices de accidentabilidad y seguridad; tablas comparativas de sueldos entre los funcionarios, nivel de capacitación, tipos de contratos, horarios de trabajo, etc. La publicación de estos datos -además de un sintético Código de Etica y un Programa de Objetivos Sociales- ha contribuido a mejorar el clima de trabajo de cada unidad productiva que aplica esta iniciativa, aumentando su productividad y competitividad en los territorios donde realizan sus actividades.
En consecuencia es posible encontrar un gran abanico de Mipymes, que operan desde los servicios de aseo hasta la producciòn metalmecanica, artesanal o de calzados que han logrado publicar un BS destinado a los stakeholders de un territorio (gobiernos regionales, comunidades, lo que redunda en un aumento de ingresos para las empresas del sector, porque logran insertarse en un circuito donde ya no existen actores desconocidos, sino que un ambiente de relaciones con un bajo nivel de conflictos.
Esto se ha traducido en que el 58% delle Pymes italianas financia actividades y organizaciones sin fines de lucro en la medida de sus capacidades, pues la elaboración del BS les ayuda a obtener un mayor reconocimiento en las comunidades externas donde se ubican, razòn por la cual el 55% de éstas dirigen su inversión en los mismos territorios donde operan, obteniendo también un mayor reconocimiento de los clientes y de las grandes empresas que se aprovisionan de ellas. En otras palabras, un pequeño y simple BS permite a las Mipymes salir del anonimato dentro de un determinado mercado.
Tanto como para una micro (de hasta ocho trabajadores), como para una pequeña empresa (de 10 hasta 49 trabajadores), los costos para crear un BS no son exorbitantes: Basta pensar que en Italia alcanza a un gasto promedio de tres mil euros (cerca de $ 2.250.000) que se destinan a la contratación de expertos, la organización del personal que recoje los datos al interior de la empresa y la impresión y publicación del BS. Si consideramos el tamaño de estos dos tipos de empresa, el tiempo de la recolección de datos no supera un mes de trabajo, bien distribuido para no afectar los ritmos de producción.
El principal resultado de este trabajo a escala es la reducción de los principales obstáculos que aprecian los empresarios del sector: falta de claridad y organización para elaborar y mostrar resultados sociales al interior de la empresa, además de la falta de tiempo, y algunas resistencias culturales como la incredulidad en alcanzar resultados positivos.
Pero, a la postre, los juicios positivos superan largamente las aspectos negativos: Un 32% de los empresarios del sector piensa que un simle y conciso BS es un empuje para que las empresas se radiquen en los ambientes locales; un 35% dice que el BS les ha mejorado los conocimientos interpersonales internos y externos, mientras un 14% reconoce una mayor capacidad para adoptar nuevas estrategias de mercado.
Eso sí, para obtener estos logros es fundamental el apoyo del sector público al sector en materia de Responsabilidad Social, especialmente por parte de los Gobiernos Regionales, provinciales y comunales de Italia que han destinado pequenos presupuestos para ayudar a las Mipymes en la elaboración, redacción y publicación del BS. Una realidad que en Chile se podría replicar a través de organismos como Corfo, Sercotec o la División de Organizaciones Sociales que tiene un rol fundamental para contactar a las Pymes con las comunidades territoriales donde éstas trabajan. No menos importante es el papel del mundo académico, pues en Italia la mayorìa de las universidades regionales entrega los modelos metodológicos a las autoridades públicas (regionales, provinciales y comunales) y a empresarios del sector en cada territorio.
Este triángulo de cooperación (Gobiernos Regionales y Municipalidades-Universidades- Mipymes) en las zonas salmoníferas de la X y XI región, o las Mipymes de servicios que operan en la V y VIII región, donde la elaboración de los respectivos balances Sociales consideren las dimensiones de las Mipymes y su influencia en las comunidades donde operan, aplicando instrumentos que midan y analicen, por ejemplo, los efectos del subsidio a la contratación a la mano de obra por parte del Sence, en los trabajadores y en la comunidad donde habitan.
Con ello, las propias empresas serían la fuente de nuevas mediciones sociales, aportando datos casi inexistentes por parte del sector, con lo cual se generaría una retroalimentación positiva entre las autoridades, la comunidad y el sector privado para perfeccionar políticas laborales, productivas y públicas en la zona.
Este sería el primer paso para masificar la presencia del BS en la Mipyme chilena, a partir de los elementos que aporta la experiencia italiana, donde actualmente las demandas de financiamiento para crear este instrumento por parte del sector se está dirigiendo a las organizaciones gremiales y a las Cámaras de Comercio.